Discordia
-Déjame verlo -dijo Patrick preocupado. -No, no lo toques papá! -replicó Brent, visiblemente enojado. La torcedura en su pie izquierdo no tenia buena pinta, apenas podía apoyar el pie, mucho menos hacer fuerza con él para impulsarse. Y en esas condiciones le iba a resultar francamente difícil, por no decir imposible, salir del lugar en donde estaban. La mañana soleada del domingo había resultado ser perfecta para la actividad que tenían en mente. Al menos por parte de Patrick. Brent acudió a regañadientes. La relación con su padre, sobre todo después de la separación, no atravesaba por su mejor momento. A los 15 años, Brent ya podía decidir con quien vivir, y su padre nunca fue su primera opción. Siempre le culpaba de todo lo que pasó. Y Patrick siempre intentó no culparle por ello. Pero ese fin de semana le correspondía pasarlo con él, aunque su mente estuviera en otro sitio. El día anterior, le explicó el plan. A poco más de una hora de su casa, en un barrio en la periferia de