La felicidad vende...

No es difícil comprobar que la mejor arma de persuasión es la felicidad. Basta con darse una vuelta por cualquier zona comercial y las retinas se inundan de caras sonrientes, gente satisfecha, edulcoradas postales de alegría desbordante. Y todo para convencer sin más argumentos de las bondades de tal o cual producto.
No hace falta más. No lo necesitas, pero quieres sentirte así. Por lo tanto, si no es el medio, debe ser el fin.
Y no importa que una vez adquirido el producto, no ofrezca lo que prometía. Nadie nunca lo pretendió, ni tampoco se le exige. Usar y tirar. Siguiente.
Las redes sociales son otro buen ejemplo. No es facebook, es happybook. Todo es hermoso, todos son felices, vidas a cual más perfecta. En este caso se compra atención, visibilidad, reconocimiento. A nadie le interesaría ningún otro tipo de contenido.

La conclusión lógica, pues, es que si la felicidad vende, la tristeza compra. Condicionados a alcanzar esa meta de felicidad absoluta a cualquier precio.

Pero supongo que el cambio viene de dentro, cuando uno deja de pensar, se encuentra sólo con uno mismo, y se da cuenta de que no hay nada más. Que todo lo demás siempre va a tener algo en común: tú. Es fácil decirlo, no tanto escribirlo, y menos hacerlo, sobretodo cuando uno viene de determinadas situaciones que le dejan tocado.
No creo que haya otro camino, y si uno aspira a seguir adelante, es el primer paso.
Estas cosas solo pueden hacerle a uno más fuerte, aunque es evidente que uno preferiría serlo menos a cambio de no haberlo sufrido.

Y aquí me quedo. Esta es mi parada.

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.

Comentarios

Entradas populares de este blog

RibaRoja

RojaRiba (parte II)

Moon